PRINCIPIOS DE GESTIÓN EMOCIONAL
Puede que hayas llegado aquí porque te has descargado la rueda de emociones del apartado de recursos de mi web. O puede que no. Pero en cualquier caso, te informo de que si sigues leyendo vas a aprender un poquito más sobre gestión emocional y en concreto sobre la importancia (y el cómo hacerlo) de saber identificar nuestras emociones.
Y empiezo diciéndote que no es fácil identificar emociones.
Para empezar porque sentimos muchas cosas a la vez y algunas de ellas son contradictorias.
Y además, si estas son intensas, es muy difícil en el momento poder tener la suficiente claridad mental para poner el nombre preciso a cada emoción. Así que, seamos realistas, la herramienta que te ofrezco, la rueda de emociones, sirve para mejorar la identificación emocional, no para hacerlo de forma precisa y perfecta. Dicho esto, voy a contarte claves a tener en cuenta cuando trates de poner nombre a lo que estás sintiendo.
La rueda que yo he creado está basada en una de las teorías que tiene más consenso, la teoría de Paul Ekman y también en mi práctica clínica. Este autor postula que existen 6 emociones primarias universales: rabia, tristeza, miedo, asco, alegría y sorpresa. El resto son combinaciones de estas emociones.
Toda emoción nos transmite necesidades, por tanto, tiene una función. Sí, como lo oyes. Y para no repetirme en contenidos, te remito al episodio 1. ¿Para qué sirven las emociones? de mi podcast Un lugar para escucharte. No te dejes engañar por lo corto del episodio, contiene mucho valor.
Otro punto fundamental es saber que las emociones son energía en movimiento que necesita ser expresada también a través del cuerpo. No vale con solo “pensarlas”, necesitamos sentirlas. Esto es complejo y difícil de resumir en un blog, tendrás que hacer un acto de fe al creerme y por supuesto, si estás en un espacio de terapia actualmente seguro que podrás explorarlo allí. De todas formas, más adelante en este artículo te doy algunas pautas que te ayudarán a conectar con tu cuerpo.
Ten presente que si hay algo subjetivo por excelencia son nuestras emociones. La clasificación de la rueda está hecha partiendo de las emociones primarias y en base a cuál es la emoción principal de cada una de ellas. Pero todo son combinaciones de emociones. La clasificación de la rueda es solo una guía, las emociones son algo muy complejo y personal como para dividirlas de forma rígida.
Por ejemplo, podría pasarte que una emoción que está colocada dentro del apartado de rabia, tu en ese momento la estés viviendo más desde el miedo. Estoy pensando en emociones complejas como la envidia, los celos o la frustración.

CÓMO IDENTIFICO MIS EMOCIONES
Para entrenarte en la identificación emocional, empieza a hacerlo en momentos de calma cuando aparentemente no estés sintiendo nada. O cuando sean emociones bonitas y fáciles para ti y además no muy intensas en ese momento.
1. Si ahora es uno de esos momentos, puedes poner música relajada y sin letra, cerrar los ojos y conectar con tu postura y tu respiración. Date un tiempo para calmarte, no quieras correr. Después de varias respiraciones profundas, estás lista/o para empezar a preguntarte qué sientes en tu cuerpo. El cuerpo es la puerta a nuestras emociones.
2. Mientras conectas con tus sensaciones, pregúntate qué emociones sientes, deja que salgan las que tengas más claras y trata de poner nombre de la forma más concreta que puedas. Es preferible que digas: «Me siento insegura y melancólica” que “me siento de bajón.» ¿Bajón de qué? Especifica.
3. Anota todo lo que salga solo y luego ayúdate de la rueda para ir completando la lista. Habrá emociones que sientas en menor medida, pero apúntalas igual. Cuanto más entrenes tu percepción emocional más fácil será. Además de que hay ciertas emociones que si no pones mucha intención (y práctica) no captarás. Y pueden ser incluso las más importantes y que por eso sean más inconscientes.
4. Ahora elige de todas ellas cuáles son las más intensas o principales. Si no lo tienes claro, te puede ayudar ver qué emoción primaria predomina: rabia, tristeza, miedo, asco, alegría o sorpresa.
5. Una vez lo tengas (y esto ya no es identificación, sino gestión, pero os hago un pequeño avance) pregúntate «qué me pide hacer esa emoción» y busca la forma de canalizarla. Puede ser solucionando lo que la causa (si es posible) y/o expresándola. En cuanto a expresión emocional hay mil formas, te nombro de momento tres de las principales: la escritura, el movimiento consciente o hablar con alguien que te ayude a regularte.
6. Luego, si la emoción es desagradable, algo que también ayuda es pensar cual sería para ti la emoción «contraria» y buscar la forma de proporcionarte ese estado.
Te pongo un ejemplo rápido «ideal»:
«Yo me siento sobre todo enfadada porque mi jefe no es justo, mi cuerpo además me pide salir a correr y al llegar a casa me desahogo con una amiga. Luego, ya un poco más tranquila busco la forma de mañana hablar con él de la forma lo más asertiva posible. Por otro lado, deseo sentirme calmada, así que decido darme una ducha relajante con música de fondo»
-> Espero que te sirva muchísimo este artículo y también la rueda. Por supuesto si la usas en tu día a día y me cuentas qué tal, yo feliz de saber que es útil. Pues escribirlo en comentarios de este blog, así como cualquier duda que te surja. También puedes mostrarlo en Instagram y etiquetarme @psicologayhumana. Y si la compartes con alguien, con que nombres mi autoría y donde encontrarme por si tienen dudas y para reconocer mi trabajo, será suficiente.
El fin de compartir este material es ayudar a que todos tengamos cada vez más herramientas de gestión emocional. Cuando me escribís profesoras o formadoras diciendo que usáis mis materiales con vuestros alumnos no sé si os imagináis la ilusión que me hace.
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