Hoy traigo un blog práctico para ayudarte a enfrentar situaciones delicadas. Las estrategias que voy a compartir pueden servirte para hacer frente a una conversación difícil con un familiar, con tu jefe o con un amigo…
Obviamente, son estrategias generales y no todas te servirán en tu caso. Pero seguro que muchas sí. O eso espero.
Es un tema que me encuentro mucho en sesiones: “Silvia, no sé como decírselo” o “No me veo capaz de hablarlo…” Pues bien, ahí van algunas de las estrategias generales que pueden ayudarte a hacerlo:
- Busca el mejor momento para hablar, eso te dará la posibilidad de elegir un momento en que tu te sientas preparado, un mejor momento para ti. También quizás puedas prever hacerlo en un buen momento para la otra persona. No saques el tema si ves que la otra persona tiene un mal día o a una hora en la que suela estar cansada.

- Relacionado con lo anterior, el ser tu el/la que saca el tema tiene ventajas. A mi me gusta decir que quien inicia la conversación “tiene el poder”. Y digo esto porque si sacas tu el tema, tendrás mayor sensación de control, no te pillará de improvisto y podrás llevarlo más o menos preparado.
- Antes de iniciar la conversación, te recomiendo que lleves a cabo alguna estrategia de gestión emocional. Puede servirte escuchar una canción que te conecte con tu seguridad interna y también hacer 10 respiraciones abdominales para que tu mente reciba ese mensaje de calma y seguridad que necesita. También, por supuesto, te ayudará recordar otras ocasiones en las que también te costó algo y lo lograste.
- Todos tenemos inseguridades. Si la otra persona lo nota, a veces es mejor reconocerlo. Te ayudará al menos a quitarte la presión de que no lo note. Incluso a veces puedes empezar diciéndolo de entrada: “Esta conversación me incomoda”. Incluso esto puede dar permiso indirecto al otro/a a sentirse a si también y a que empatice contigo.
- Si algo te incomoda o sientes que la conversación se va hacia cuestiones que no quieres responder, recuérdate a ti misma/o que siempre puedes posponer responder a algo si en ese momento esa respuesta no la tienes o no sabes como abordarla.
- Ante conversaciones difíciles, es especialmente importante que nos demos tiempo a emitir cada respuesta. Son conversaciones que activan emociones, que nos pueden hacer sentir inseguras/os. Es por ello, que lo más coherente y sensato es darle a nuestra mente más tiempo para responder. Solo así lograremos respuestas asertivas y eficaces.
- Puedes decir no lo sé. Ésta parece obvia, pero a veces se nos olvida. Si hay algo que no sabes, no te empeñes en hacer ver que sí, mostrarte honesta/o siempre ayuda.
- Si es una conversación por teléfono, en los momentos de mayor incomodidad puedes apartar un poco el teléfono de la oreja, te hará sentir más protegida/o. Si es en persona, colócate a la distancia de la persona que tu cuerpo necesite para sentirse más seguro.
- Revisa tu postura corporal. Está demostrado que determinados gestos o posturas ayudan a la mente a sentirse más segura. Ten sobre todo muy presente el no agachar la mirada, mantenerte erguida/o y utilizar un tono de voz adecuado que transmita seguridad.
- Utiliza el “como si”. Incluso si no te sientes segura/o, puedes actuar como actuarías si lo estuvieras. Al principio saldrá algo fingido, pero te ayudará a sentir que eres capaz.
- Acuérdate de empatizar con el otro/a, sobre todo al iniciar la conversación. Ayuda mucho hacer algún comentario en que valides la postura o malestar de tu interlocutor. Algo así como “ya sé que esta conversación no te gusta” o “Siento que para ti no es fácil” ya podría ser suficiente. Si el otro/a se siente atacado de entrada, estará a la defensiva y será muy difícil que te escuche de verdad.
- Hablar desde el yo. Esto significa que expreses lo que tu sientas o lo que tu necesitas. Al margen de que pueda estar o no relacionado con lo que él/ella ha hecho o dicho. Céntrate en ti y trata de no hablar desde el otro ni de forma acusatoria, eso nunca ayuda.
- Prepara de antemano ciertas frases clave que quieras decir. Eso sí, que no sean muchas o en vez de ayudarte, te acabarás agobiando pensando en todas las que tienes que recordar.
- Trata de terminar con un acuerdo. En la medida de lo posible, no termines la conversación hasta haber llegado a una conclusión o a un pacto.
- Se tu misma/o y valórate el afrontar esa situación. Incluso si “saliera mal” al menos has sido capaz de afrontarlo, de quitarte ese miedo, de ir hacia delante. Y eso, siempre es bueno.
Ninguna de estas estrategias garantizan el éxito de la conversación. Entre otras cosas porque eso dependerá también de las habilidades y la predisposición del otro. Pero que por ti no quede, ¡¡a por todas!! 😉
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