Si estás empezando a leer este blog es porque seguramente sientes que la autoexigencia te quita ciertas cosas y que empieza a resultarte más una dificultad que una virtud. Bien pues primero de todo te pido que tomes consciencia del “para qué” quieres disminuirla, en qué te va a ayudar a ti en concreto ser menos exigente contigo.
PARA QUÉ VOY A QUERER DISMINUIR MI AUTOEXIGENCIA
Te dejo a continuación algunas cosas que quizás te ayuden a hacer tu lista porque suelen ser factores comunes en personas que somos o hemos sido demasiado exigentes. Algunas resonarán contigo, otras no. Escribe las que sí y añade las que se te vayan ocurriendo, todo aquello que sientas que si fueras menos exigente ganarías en tu vida.
- Me deja poco tiempo para mí ya que siempre estoy haciendo cosas que debo hacer.
- Me siento mal cuando estoy simplemente descansando.
- Me cuesta sentirme satisfecha ante los logros.
- Todo el mundo espera de mí que haga las cosas bien y lo vivo como una presión.
- Tengo miedo a no ser tan buena como los otros creen que soy.
- Necesito tenerlo todo controlado y planificado, cuando no es así me estreso.
- Voy corriendo siempre de un lado para otro.
- Cuando consigo terminar algo con éxito no paro a disfrutar porque ya estoy pensando en lo siguiente.
- No permito que los demás vean que yo también tengo miedos, escondo mi vulnerabilidad.
- Ante una decisión me pregunto qué es lo correcto y no qué es lo que me apetece.
- Vivo teniendo miedo a equivocarme y pensando en las consecuencias que tendría.
- Intento que todo el mundo hable bien de mi, necesito la aprobación de la gente.
Ahora que ya has leído estas ideas y espero, has hecho tu propia lista, ya estás preparada/o para ponerte manos a la obra. Pero por favor, no te saltes este paso, porque cuando tenemos muy instaurado una forma de hacer y nos sale de tan automático, necesitamos tener muy clara la motivación para trabajarla porque no será una proceso rápido ni fácil.
Es más, ya te digo que quizás solo con los recursos de este blog pueda no ser suficiente para que haya un antes y un después enorme, pero sí que te ayudarán a hacer cambios importantes y a ver si hay aspectos en los que te cuesta más. Para hacer un trabajo profundo con tu autoexigencia, lo suyo es explorar explorar qué miedos o creencias (conscientes o inconscientes) puede haber detrás. Y eso es algo que quizás necesites trabajar en un contexto de terapia.
VAMOS A POR LOS RECURSOS PARA DISMINUIRLA
- Delante de una tarea evalúa del 0-10 cuanto de importante es para ti y decide cuanta energía y tiempo le vas a dedicar en base a esa puntuación. No tiene sentido dar el 100% para una tarea poco importante. Sobre todo, porque es imposible estar siempre al 100% y por tanto, si “gastas” tu tiempo y energía en algo poco importante, luego llegará algo que lo sea mucho e inevitablemente tu ya estarás al 70%…
- Pon foco en lo que a ti te importa a la hora de establecer tus horarios y rutinas en general. Cuando te levantas por la mañana y piensas en tu día, ¿qué cosas vas a priorizar hoy? Recuerda que priorizar implica renunciar. Te dejo link al episodio 3 de mi podcast sobre priorizar.
- Si eres una persona exigente y te gusta dar lo mejor de ti, ¿te aseguras de cuidarte lo suficiente para poder hacerlo? Destina cada día unas horas a cuidar de ti, de la forma que consideres que tú necesitas.
- Te propongo un reto: equivócate a propósito. Sí, ya sé que estás pensando: “Ni de broma”, pero inténtalo. Recuerda tu lista de motivación del inicio y que, por alguna razón, aunque sea solo un poco, confías en mi, sino no estarías leyendo un blog mío. Así que pruébalo, obviamente con algo poco importante. Pero pruébalo para ver qué tal sienta. Es la forma de demostrarle a tu mente que no es tan grave. Y así comprobar que incluso si alguien lo sabe o lo ve no va a tener las graves consecuencias que tu mente se inventa cuando le invade el miedo o el agobio. De verdad, equivocarse puede sentar muy bien y es la forma de empezar a salir de esa cárcel de oro que tu misma/o te has ido construyendo haciendo todo lo que tu autoexigencia te pide.
- “No puedo llegar a todo o al menos no podré nunca si pretendo hacerlo todo perfecto” Esta (o con las variaciones que tu consideres) puede ser una buena frase a repetirte cada mañana.
- La perfección no existe. La perfección son los padres, además de verdad. Es esa imagen idealizada que tenemos de niños no solo de los padres, sino a lo mejor de profesores o gurús. Pero absolutamente todo el mundo si lo conoces de cerca tiene y comete fallos, porque es algo intrínseco a la condición humana. Recuérdatelo siempre que lo necesites y notes que estás idealizando a alguien.
- Y hablando de idealizar, nos vamos a la comparación. Asegúrate de que si quieres hacer algo mejor o más rápido sea porque a ti te aporta o necesitas. O simplemente algo que quieres de verdad hacer por ti, nunca porque otra persona lo haga. Hacerlo por ti, no por puro ego o por presión social. Si te comparas, que sea contigo misma/o, con tu versión del pasado para así valorar tus avances.
- Trata de poner más foco en el presente, en lo que tienes ahora y has conseguido ya en vez de mirar solo hacia el futuro. Solo así te darás cuenta de lo que te importa de verdad, tomaras mejores decisiones y te sentirás bien.
- La base de todo ello es que te escuches y conozcas lo suficiente como para tener un criterio propio y no te dejes llevar solo por “lo que toca” “lo que se espera de ti” o “lo correcto” porque entonces nunca experimentaras satisfacción propia y dependerás únicamente de la valoración externa.
- Valora el esfuerzo y no solo el resultado. Igual alguien toca la guitarra mejor que tu pero porque lleva más tiempo haciéndolo, sus padres son músicos, tiene mejor oído… No puedes pretender hacerlo igual que él y deberás valorar tu esfuerzo por encima de que el resultado sea menor. Solo tu sabes lo que te ha costado, por eso solo tu puedes valorarte realmente.
- En base a tu criterio, establece siempre un nivel de suficiencia para sentirte satisfecha/o por algo. Por ejemplo, ante un objetivo de salud como puede ser comer mejor: “Si como fruta 5 días a la semana voy a sentirme satisfecha/o porque para mi es mucho comparado con lo que como ahora y el esfuerzo que a mi me supone” Es decir, estableciendo ese nivel de suficiencia siendo realista y aceptando tus limitaciones.
- Relacionado con el anterior punto, super importante el ser compasiva/o contigo. La exigencia con compasión siempre es mejor. Puedes exigirte mejorar algo pero cambia mucho cuando “te lo exijas” con cariño, comprensión y dándote ánimos. Es un topicazo, pero sí, exactamente igual que “se lo exigirías” a tu mejor amiga. Además, es mucho más fácil que así lo consigas o que incluso en caso de no conseguirlo, lo lleves mejor.
- En definitiva, cultiva tu autoestima, escúchate y utiliza la exigencia a tu favor, para lo que a ti te haga sentir bien de verdad, desde tu esencia y recordando que eres una persona humana que necesita cuidarse y nutrir su autoestima a diario.
Y sí, voy a para en 13 recursos, espero que no seas supersticiosa/o.
Que sepas que mi autoexigencia me ha sugerido buscar un par más porque 15 queda mejor que 13, pero tratando de aplicarme mis propios recursos, la he hecho callar argumentando que no necesito hacer un blog perfecto para que pueda ser útil. Porque ese es el verdadero fin de este blog, que sirva para que tú que me estás leyendo ahora puedas llevarte ideas para aplicar en tu día a día.
Y si te apetece comentar en el blog o hacerme alguna pregunta, aquí estoy. Gracias por leerme.
P.D: Ah se me olvidaba, si te ha gustado este blog, es probable que también te guste el blog sobre el síndrome del impostor, te dejo aquí el link. Y ya que estoy, te dejo también un recurso que ya publiqué en Instagram y que resume bastante bien la esencia de este blog. Ir al post.
Deja una respuesta